De la venta de armas a Taiwán y del rearme de los países del Golfo, al cercanísimo final del imperio.
Parece que el imperio, en su huída hacía delante, tenga la necesidad de prender el mundo.
El tambaleante y titubeante imperio se dedica a armar países, a diestra y a siniestra; ahora sean amigos, y luego enemigos , o viceversa, ¡no importa!. Y a promover conflictos en todos los confines y rincones del mancillado planeta.
De armar a Taiwán, irritando al Gobierno Chino que anuncia represalias y contramedidas. Ya son demasiadas las oscuras maniobras que se están haciendo últimamente en contra China, de la mano de la cornuda Sra. Clinton y el falso santurrón Bombavá. Ahora de vueltas con el fantasioso escudo antimisiles en el Golfo, armando con el más moderno armamento a países como Arabia Saudita, Pakistán, Baherim, Abu Dubai, etc.
Parece un clásico final de los imperios, donde éstos combaten por guerras injustas, innecesarias, económicas e imposibles de ganar contra todo tipo de países
“Afganistán, Irak, Pakistán, Yemen” y contra todo tipo enemigos
“ el ajusticiado Sadam Hussein y su partido Baas, Ahmanideyad , Fidel y Raúl, Chávez, Kim Jon Il". Ya sean éstos reales
“China y Rusia” o imaginarios
“CiAlqaeda, Bin Laden “. Estas son épocas en donde de tanto querer abarcar, los enanos y los gigantes no parar de crecer. Y al final, todos, absolutamente todos los imperios; acaban de sucumbir, más que nada por su propio peso al tanto abarcar. Y por una inexorable ley que hace que todo lo que suba, baje también, y cuanto más suba; mayor será la caída. O por la misma ley de la Naturaleza, que se repite constantemente y por doquier en Ella, que dice así : a cada época de esplendor le sigue una decadencia.
Ahora están en la decadencia, con sus implicaciones que eso tiene para nuestra querida Europa.